CONCILIO DE JERUSALÉN
7. EL CONCILIO DE JERUSALÉN
Hacia el año 48 en Antioquía se planteó el problema que concerniente a la oportunidad de la circuncisión para los no judíos, esto cuando los judeo-cristianos reclamaban la “libertad adquirida en Cristo Jesús”, y que también Pablo y Bernabé evocaron para no imponer este rito a los cristianos provenientes del paganismo.
La comunidad decidió entonces de interpelar a los Apóstoles y a los Ancianos de Jerusalén, y para ello mandaron a Pablo y a Bernabé con una delegación de la comunidad en la cual iba también el griego Tito.
Los Apóstoles y los Ancianos de Jerusalén aceptaron a Tito, que era un “no circunciso”, reconociendo con ello la validez del anuncio paulino sobre la libertad de la gracia. La Asamblea confirmó también a los principales responsables de la Iglesia y reconoció la vocación misionera de Pedro para los circuncisos y la de Pablo para los incircuncisos. De hecho, el campo misionero fue repartido de la siguiente manera: Santiago, Cefas y Juan se dirigirían a los judíos, mientras que Pablo y Bernabé a los paganos.
8. EL INCIDENTE EN ANTIOQUÍA
La controversia suscitada durante la visita de Pedro a Antioquía confirma la rectitud de Pablo, para el cual la verdad del Evangelio no admite adaptaciones. ¿Qué sucedió? En aquel entonces, un judeo-cristiano circunciso no podía sentarse a la mesa de un cristiano pagano sin con ello incurrir en la impureza. Ahora bien, en el contexto antioqueno, Pedro es el testigo de la supremacía de la fe en Cristo, que recoge en sí a todos los hombres. Es claro entonces que este principio contrasta con la situación arriba mencionada. Pedro ante la llegada de los cristianos enviados por Santiago, que preside la comunidad de Jerusalén, ocultó su postura. Ante esto, Pablo se rebeló: “me confronté con él, porque era digno de represión”.
El compromiso resuelto en Jerusalén protegía la existencia de las comunidades mixtas que Pablo había predicado en las jóvenes iglesias del Asia menor. Sin embargo, la plena comunión entre circuncisos e incircuncisos resultaba problemática., entonces ¿Debería ser considerada secundaria la salvación de Jesucristo? Pablo reivindica la nueva vida en la fe, el don del Espíritu y la supremacía de la divina promesa sobre la Ley. El contraste surgió entre Santiago y la Iglesia de Jerusalén, con Pedro y Bernabé (quienes dudosos, se aliaron con Santiago), y con la misma Iglesia de Antioquía que confirma el compromiso tomado (Hch 15, 40). Silas será el único que lo siguió. Después de este largo “noviciado”, que duró 15 años, se abre un nuevo período para Pablo.