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Año Paulino es un gran regalo para nuestra Iglesia
A los vicarios episcopales y a los curas párrocos de la Iglesia en Santiago

Autor: Mons. Francisco Javier Errázuriz Ossa
Fecha: 28/06/2008
País: Chile
Ciudad: Santiago
Queridos hermanos en el sacerdocio,
En la tarde de mañana (sábado 28 de junio), en vísperas de la celebración de los santos apóstoles Pedro y Pablo, se inicia en la Iglesia universal el Año Paulino, convocado por el Papa Benedicto XVI el año pasado por estos mismos días.
Mientras nuestra Iglesia en Chile acoge las orientaciones pastorales de Aparecida, y las que acaba de entregarnos la Conferencia Episcopal, la Iglesia universal celebra a san Pablo y da gracias a Dios por el don de su vida y de su misión, anunciando con admirable ardor a Jesucristo, y proclamando que para él la vida es Cristo, y que ante ese sobreabundante e inmerecido don todo lo demás palidece y no tiene valor alguno.
De hecho, en el camino de Aparecida el Año de san Pablo es un gran regalo. Vivía de su encuentro con Jesucristo vivo, fue realmente asombrosa la manera cómo realizó su vocación de discípulo misionero de Jesucristo, y nos entregó no sólo su reflexión teológica acerca de la vida en el Espíritu, sino también su testimonio personal y su trabajo apostólico para que todos adhirieran a ese camino de vida, de santidad y de fecundidad.
No es la primera vez que nos ocurre algo semejante. Mientras realizábamos opciones pastorales que el Espíritu Santo nos había inspirado, por ejemplo, las del IX Sínodo, llegaron hasta nosotros iniciativas del Santo Padre (por ejemplo, el Jubileo del año 2.000, o la carta apostólica Novo Millennio Ineunte), que nos enriqueció, confirmando y acelerando nuestro paso.
Será una tarea para cada uno de nosotros reflexionar sobre esta riqueza e inspirar el camino de nuestras comunidades , discípulas y misioneras, con ella.
Por ahora les hago llegar algún material, de modo que puedan compartirlo con los sacerdotes, los diáconos, las religiosas y los agentes pastorales que colaboran con ustedes, para enriquecer con el testimonio, las enseñanzas y la intercesión de san Pablo el trabajo pastoral inspirado por Aparecida. Les hago llegar cuatro catequesis del Papa Benedicto XVI sobre san Pablo del año 2006, como asimismo las dos homilías del 28 y 29 de junio del año pasado, en las que anunció el Año Paulino. Seguramente mañana al mediodía podrán bajar por internet la homilía con que el Papa abra el año en la Basílica de san Pablo extra muros. También les envío el documento de la Penitenciaría Apostólica, en el que da curso a la voluntad del Papa de otorgar indulgencias especiales durante este año.
En lo que se refiere a su aplicación a la Arquidiócesis, el mismo documento de la Penitenciaría establece que el día en que se inicia y el día en que concluye el Año Paulino, se puede recibir la indulgencia plenaria en todos los templos de la Arquidiócesis que conmemoren este inicio y la clausura. Para recibirla durante el año, estoy esperando que los vicarios episcopales zonales me indiquen en qué templos y en qué fechas se podrá pedirle al Señor esta indulgencia, para enviarles el decreto respectivo.
Con la alegría que nos da el Señor de colaborar con Él en el servicio pastoral a la familia arquidiocesana, los recuerda con gratitud y los bendice de corazón,
Vuestro hermano y pastor
† Francisco Javier Errázuriz Ossa
Cardenal Arzobispo de Santiago
Santiago, 27 de junio de 2008
Mons. Goic: "No podemos dejar abandonados
a quienes sufren consecuencias de la droga"

Al conmemorarse este 26 de Junio el Día Internacional de Prevención de Drogas, el Presidente de la Conferencia Episcopal invitó a tener miradas más amables y humanizantes a quienes sufren los efectos de este flagelo.
El Presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Alejandro Goic, invitó a tener miradas más amables y humanizantes de parte de cada uno de nosotros y de toda la sociedad hacia las personas que sufren las consecuencias del uso problemático de drogas, que en nuestra patria afecta a miles de niños, jóvenes y adultos, hombres y mujeres.
En una declaración titulada "Encuentro de esperanza", destacó que entre las “nuevas pobrezas” de las que nos habla el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia se encuentra esta “insidia de la droga” que afecta a menudo no solamente a quienes tienen carencias económicas sino también a quienes poseen recursos, agobiados muchas veces por el sinsentido de su vida.
Citando la palabra de los obispos de América Latina y el Caribe, el obispo de Rancagua subrayó que los adictos dependientes son uno de los “rostros sufrientes” que “nos duelen” en el continente, porque “el problema de la droga es como una mancha de aceite que invade todo. No reconoce fronteras, ni geográficas ni humanas… La Iglesia no puede permanecer indiferente ante este flagelo que está destruyendo a la humanidad, especialmente a las nuevas generaciones”.
Agrega Mons. Goic que los adictos son personas sufrientes que, habiendo perdido su libertad por la droga, han desarrollado una terrible capacidad de disimular su dolor, viviendo muchas veces una situación de exclusión que se torna cada vez más desoladora y dramática.
"Quienes vivimos en esta tierra solidaria, y en primer lugar los cristianos, no podemos desentendernos de este problema social y dejar abandonados a estos hermanos", enfatizó, al tiempo que invitó a hacer los esfuerzos necesarios para superar esta realidad solidaria y comunitariamente: "Si es verdad que la persona es lo más importante entre nosotros, y a ella queremos atender y desarrollar, no podemos descuidar esta situación que daña a tantos de nosotros y por lo mismo nos daña a todos".
La declaración concluye agradeciendo y estimulando el trabajo de tantas personas que, con gran esfuerzo y sacrificio, buscan dar respuesta a esta dura realidad. Entre ellos mencionó al Consejo Nacional contra los Estupefacientes (CONACE), como a los numerosos organismos de Iglesia, tales como el Hogar de Cristo, la Fundación Don Bosco, la Pastoral Nacional de Alcohol y Drogas, la Escuela de Estudios y Formación en Abordaje de Adicciones (EFAD) y muchos otros, también en organizaciones de Iglesias y comunidades eclesiales hermanas, así como diversas ONG que, desde distintos niveles y ángulos trabajan por la prevención.
También invita a todos a profundizar en las causas que hacen posible este mal más que en los paliativos, para enfrentarlas unidos y con coraje, "convencidos que sólo así podremos superarlo y que en este caminar podemos encontrarnos con el Señor de la Vida y la Historia".
Fuente: Prensa CECh
Santiago, 25/06/2008
Declaración de Santiago de Chile
IX Simposio CELAM – UNIAPAC
Autor: IX Simposio CELAM - UNIAPAC
Fecha: 30/05/2008
Tal como lo venimos haciendo desde hace más de dos décadas, obispos, sacerdotes y líderes empresariales, nos hemos encontrado nuevamente, esta vez para discernir unidos en el Espíritu, los desafíos que nos proponen el acontecimiento de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, celebrado en mayo del 2007 en Aparecida, y el reciente documento de la Unión Internacional Cristiana de Dirigentes de Empresa (UNIAPAC): “La rentabilidad de los valores. Una visión cristiana de la responsabilidad social empresarial”.
A tal fin, la espiritualidad, como encuentro personal con Cristo, es clave. Ella no es un complemento para vivir mejor los valores éticos sino su fuente, condición de posibilidad y culminación. Genera exigencias que no se resuelven sólo en la racionalidad de la ética.
La conversión del corazón nos abre a la vida de Dios, nos hace sus discípulos y nos invita a la misión. La fe no nos encierra en un goce intimista sino que nos dispone para comprender y responder a las necesidades del prójimo. Así como Cristo es el mediador del encuentro con el Padre, el otro, especialmente el más pobre y excluido, es el mediador de nuestro encuentro con Cristo.
Lo dicho nos lleva a asumir oportunidades y desafíos inéditos que las realidades de orden económico, financiero, social y cultural del mundo globalizado ponen a las empresas en América Latina y el Caribe. Para ello es necesario buscar juntos cómo vivir y promover los principios y valores de la doctrina social de la Iglesia y de la responsabilidad social empresarial, en el contexto de empresas rentables y sustentables.
Así, con el fin de lograr una mayor y mejor vida para nuestros pueblos, asumimos conjuntamente los compromisos de:
· educar en los mencionados principios y valores, y difundirlos;
· encontrar formas de aplicarlos a las realidades cotidianas de las empresas;
· revalorizar a la empresa como agente para la consecución del bien común;
· exhortar a toda empresa para que considere a la persona como centro de su actividad, favoreciendo el respeto de su dignidad y la búsqueda de su desarrollo integral;
· colaborar en la reducción de los índices de pobreza en nuestros países a través de la generación de empleo decente y productivo, y de la capacitación para mejorar la empleabilidad;
· fomentar la mayor inserción posible de las personas en la sociedad del conocimiento y contribuir para una mejora sustancial de la calidad de la educación;
· aumentar el diálogo, la colaboración y el desarrollo de iniciativas conjuntas entre los pastores de la Iglesia y los líderes empresariales.
Imploramos a Nuestro Señor Jesucristo que nos envíe su Espíritu para que, junto a la Virgen María, pastores y líderes empresariales hagamos realidad estos compromisos de modo que contribuyan a mejorar la preocupante situación de América Latina y el Caribe.
En Santiago de Chile, 30 de mayo de 2008
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