Seminario Mayor San Fidel  
 
  Proyecto formativo 12-05-2025 10:12 (UTC)
   
 

DIRECTRICES ESPECÍFICAS SEGÚN LAS ETAPAS

           
Pasamos ahora a dar los lineamentos más específicos referidos a las diversas etapas de la formación, teniendo en cuenta los principios o criterios pedagógicos señalados precedentemente, como son: Gradualidad, Integralidad, Personalización (Internalización), Autoformación en corresponsabilidad y Relacionalidad. Además, quisiéramos volver a destacar que el fin último de toda la formación que se entrega en el Seminario es la Configuración con Cristo, Sacerdote, Profeta y Pastor, donde cada etapa de acuerdo a la madurez y proceso personal tiene objetivos y medios que le son propios, los que a continuación pasamos a detallar.



1.- SECCIÓN PROPEDÉUTICO (La vocación es “llamado”)

 

            Esta etapa comprende a los candidatos que después de haber participado y han sido aceptados en las jornadas de discernimiento convocadas por el seminario, se incorporan al proceso formativo. Quienes queden aceptados deberán elevar solicitud para su ingreso a esta etapa que es una formación introductoria y que finaliza con la incorporación al ciclo de filosofía, por lo general es de un año, aunque puede ser ampliada o reducida, según las condiciones del candidato.

 

2.- SECCIÓN FILOSOFÍA (La vocación es “discipulado”)

 

A partir de lo considerado por el Concilio Vaticano II, y los diversos documentos de la Iglesia sobre la formación sacerdotal, se fundamenta la importancia de la etapa de Formación Filosófica dentro de la totalidad del proceso formativo. En ésta se enfatiza que tanto el llamado como el proceso vocacional es obra de Dios, Él toma la iniciativa llamando a personas concretas a que hagan el camino del discipulado del Señor Jesucristo. Dios es quien primeramente, va formando al seminarista de modo paulatino en vistas del Ministerio Sacerdotal. El Seminario, considerado “verdadera escuela” de formación cristiana, propicia el ambiente y los medios de apoyos necesarios para el crecimiento en el llamado hacia la configuración con Jesucristo Sacerdote, Profeta y Pastor.

En comunión con nuestros pastores, el Seminario tiene como segundo momento del proceso de formación la etapa filosófica-humanista, “Constituye un período fundamental en el proceso formativo y es la etapa indispensable para la formación humana y filosófica”. Es el tiempo destinado a la consolidación de la vocación hacia el Discipulado del Divino Maestro y Pastor. Por lo general, los estudios sistemáticos de esta etapa tienen una duración de dos años y finaliza con la síntesis filosófica comúnmente llamada Universa Filosófica. Durante esta etapa y la siguiente se ha de procurar que Jesucristo, su Palabra y su enseñanza, penetre hondamente la vida de los jóvenes, de allí la importancia del seguimiento, la obediencia, el silencio interior y exterior, la renuncia de la propia voluntad por seguir a Cristo crucificado y resucitado, tomando paulatinamente una mayor conciencia que “formarse para el sacerdocio es aprender a dar una respuesta personal a la pregunta fundamental de Cristo: “¿Me amas?” (Jn 21,15). Para el futuro sacerdote, la respuesta no puede ser sino el don total de su vida”. Por lo tanto, el centro de la formación en esta etapa está en aprender a ser discípulo del Señor, a escuchar sus palabras, a estar largo rato sentado a los pies del Maestro, cultivando una amistad de discípulo para discernir su voluntad y seguirle. También es el inicio de los estudios filosóficos donde a pesar de lo árido el alumno debe conocer el pensamiento del hombre moderno para poder establecer luego un diálogo desde la fe.

 

3.- AÑO PASTORAL

 

El Seminario, en su tarea de formar al futuro presbítero, ve la necesidad de profundizar el aspecto pastoral en el proceso formativo, durante un año, de manera que “los alumnos aprendan a ejercer el arte del apostolado no sólo teórica, sino también prácticamente, y que sean capaces de trabajar por propia iniciativa y en colaboración con los demás”.

            
Esta etapa no es un paréntesis dentro del proceso formativo, sino parte integrante e importante de éste. Se trata de que el seminarista logre confrontar su proceso formativo con la realidad concreta, con el fin de madurar y fortalecer, desde la práctica, todas las dimensiones de la formación y que harán realidad el ideal sacerdotal que la Iglesia desea.

 

1. En los documentos del Magisterio, particularmente los referidos a la formación sacerdotal, se da la posibilidad de esta experiencia. En nuestro país todos los Seminarios ya la han asumido.

 

2. Al finalizar los tres primeros años de formación, los seminaristas podrán confrontar su proceso con la realidad pastoral, de manera que puedan reconocer y fortalecer sus talentos, virtudes y capacidades. Como también verificar sus carencias y debilidades personales, procurar la atención necesaria, por ejemplo, en cuanto a la ayuda espiritual y psicológica.

 

3. Pensamos que en este tiempo los seminaristas podrían adquirir un mayor sentido de la realidad y madurez en general, además, discernir y consolidar mejor la propia vocación. Puede ayudar también al conocimiento más profundo y cercano de la pastoral parroquial y diocesana.

 

4. Durante este tiempo se da la posibilidad de realizar un discernimiento más profundo de los candidatos para ingresar al ciclo de teología.

4.- CICLO DE TEOLOGÍA (La vocación es “envío”)


La finalidad última de la formación y vivencia en el seminario, tiende a la formación teológica, la que a su vez tiene como sentido, razón de ser y finalidad la configuración con Jesucristo, Buen Pastor, ya que esta etapa tiene más que las otras claramente una relación directa al ministerio sacerdotal, la que se conseguirá armonizando adecuadamente el estudio riguroso de la teología con una práctica pastoral adecuada a los conocimientos y a la madurez de los seminaristas. El alumno que se encuentra en teología sabe que se está formando para ser sacerdote, por lo tanto, sus gestos, palabras y actitudes han de estar a la altura de dicho ideal, y su configuración con Cristo ha de ser mucho más patente, teniendo presente lo expresado en el documento de Puebla que “el proceso de maduración y formación de la vocación presbiteral encuentra su ambiente más propicio en el Seminario Mayor”, análogamente debe decirse también del ciclo de teología.

            Al respecto nuestros pastores señalan: “Los estudios de Teología, que deben tener una duración mínima de cuatro años, tienden a que los alumnos penetren más profundamente en la doctrina –deducida cuidadosamente de la Revelación con la luz de la fe y bajo la dirección de la autoridad del Magisterio- convirtiéndola en el alimento de la propia vida espiritual y capacitándose para defenderla en su ministerio y para anunciarla y exponerla en utilidad de los fieles”.

En esta etapa se realiza el Rito de Admisión a las órdenes  y también se reciben los ministerios de Lector y Acólito como expresión de la configuración con Cristo, que culmina en lo formal con las Órdenes del Diaconado y Presbiterado, respectivamente. Por tener la índole de fundamentación ya más directa en el ejercicio del futuro ministerio, la Iglesia recomienda que los estudios teológicos en sus diversas disciplinas, se enseñen atendiendo a sus diversos aspectos (ecuménico, misional, etc.) manifestando claramente la conexión que existe entre ellas, la cultura, la época y la situación económica-política que condiciona lo cotidiano de las comunidades del sur de Chile teniendo en cuenta la doctrina de la Tradición, y por lo mismo se ofrece un tratamiento orgánico del misterio de la salvación en tres dimensiones: cristológica, eclesiológica y antropológica; de esta manera se entregan los elementos necesarios para un lúcido discernimiento teológico para presentar el misterio de Cristo en forma verdadera y atrayente, pudiendo reflexionar teológicamente la realidad y dando razón de nuestra esperanza en medio de las contingencias del mundo, iluminando a su vez las realidades temporales con el hermoso depósito de la fe reflexionada, sintetizada y asumida.

            Esta etapa tiene como característica, una dedicación más intensiva a la formación del apóstol de Jesucristo que luego ha de ser enviado en nombre de la Iglesia, a continuar la misión de Cristo y la que éste dejó a sus apóstoles en la Iglesia. Por eso, la vida en el seminario ha de ser más plena, convencida y convincente; las palabras, gestos y actitudes más cercanos al ideal sacerdotal. De ahí entonces, que el ciclo de teología debe destacar por su espíritu de libertad responsable, la autoformación, compromiso alegre de responsabilidad sincera, un ambiente que propicie la formación en la celibato, pobreza y obediencia.

 

 

 
  MENÚ DE NAVEGACIÓN
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
  CALENDARIO LITÚRGICO
6 DE JULIO DE 2008

Santoral: Santa María Goretti
Primera Lectura: Zacarías 9,9-10
Salmo Responsorial: 144
Segunda Lectura: Romanos 8,9.11-13
Evangelio: Mateo 11,25-30
  RECTOR Y FORMADORES
Padre Rector: Edison Diaz Moya
Fdor. Propedéutico: Pbro. Juan C. Hernández
Fdor. 1° Filosofía: Pbro. Leonardo Villagrán
Fdor. 2° Filosofía: Pbro. Carlos Mellado
Fdor. Año Pastoral: Pbro. Nelson Hualquimil
Fdor. 1°Teología: Pbro, Edison Díaz
Fdor. 2°Telogía: Pbro. Juan C. Hernámdez
Fdor. 3° Teología: Pbro. Nelson Huaquimil
Fdor. 4° Teología: Pbro. Edison Díaz
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